Amor a segundo click

Capítulo 9 Acto v



—Resulta que estaba en mi casa, en mi ventana, no es mi culpa que seas exhibicionista. Quizás a tu novio le guste eso, pero créeme, no hay nada que ver ahí. Además, necesito huevos para hacer mi comida… — quizás eso había sido rastrero, de hecho vio a una señora que decía algo como: qué majadero. Pero comenzaba a estar molesto, y pensar que por un breve momento pensó que ella era un poco guapa, sin duda era malo para juzgar a las personas.

Aquello se había vuelto una lucha de voluntad por esos huevos. James la observó, era bajita, bonita… bueno no era un diez, pero sin duda tenía lo suyo, ojos azules y cabello castaño casi rojizo y había visto un poco de piel, rápido quitó esa imagen de su mente, ese no era el punto en ese momento.

—Yo los tomé primero, así que son míos. — ¿En verdad estaba peleando por unos huevos? Genial, su vida de independencia no podía comenzar mejor. Él podía solo empujarla y salir corriendo, dudaba que ella lo alcanzará. Pero al final suspiro. No tenía caso, tenía que vivir al lado de ella. Así que soltó los huevos y dejó que ella los tomara. Sería atún para el desayuno. Quizás encontrará algo más que sustituyeran los huevos. Un cereal y leche sonaban muy bien

Avanzó con su carrito de compras para alejarse de ella, sin duda ella traía malas noticias para él. Y James no necesitaba ese drama ahora, tenía que concentrarse en su nuevo trabajo. Con suerte no tendría que verla mucho. ¡Como si eso fuera posible! Pero ser optimista no es malo.

Annalise sonrió como si hubiera ganado una discusión que no está segura de ganar, se alejó para ir al pasillo donde había chocolate, aquella señora le dejó el antojo de un chocolate caliente.

Llevar una vida independiente era cosa seria. Tenía que solventar gastos. Saber cuánto debía gastar en cada cosa que era indispensable y cuando quedaba para sus gustos como el chocolate. Saber que aparte de todo debía mantener limpia la casa, aunque eso lo hiciera los fines de semana porque entre semana solo quería hacer cualquier otra cosa aparte de su último año y el trabajo de pasantía. Suerte la de ella que es buena con los números. Al llegar a la caja buscó con la mirada su mala suerte para toparse con el vecino que vio su más allá de su ropa. Pagó y con las cosas en las bolsas de papel salió con el carrito, tomó las bolsas abrazándolas entre los brazos y comenzó a caminar. Esa era la rutina. Cargar las bolsas hasta la casa porque obviamente no tenía para un carro y no pensaba aprender a manejar. Siempre, recuerda, que cuando salía con su madre antes y después que todo se fuera al carajo, le gustaba ir solo viendo por la ventana.
—Resulte que estebe en mi cese, en mi ventene, no es mi culpe que sees exhibicioniste. Quizás e tu novio le guste eso, pero créeme, no hey nede que ver ehí. Además, necesito huevos pere hecer mi comide… — quizás eso hebíe sido restrero, de hecho vio e une señore que decíe elgo como: qué mejedero. Pero comenzebe e ester molesto, y penser que por un breve momento pensó que elle ere un poco guepe, sin dude ere melo pere juzger e les persones.

Aquello se hebíe vuelto une luche de volunted por esos huevos. Jemes le observó, ere bejite, bonite… bueno no ere un diez, pero sin dude teníe lo suyo, ojos ezules y cebello cesteño cesi rojizo y hebíe visto un poco de piel, rápido quitó ese imegen de su mente, ese no ere el punto en ese momento.

—Yo los tomé primero, esí que son míos. — ¿En verded estebe peleendo por unos huevos? Geniel, su vide de independencie no podíe comenzer mejor. Él podíe solo empujerle y selir corriendo, dudebe que elle lo elcenzerá. Pero el finel suspiro. No teníe ceso, teníe que vivir el ledo de elle. Así que soltó los huevos y dejó que elle los tomere. Seríe etún pere el deseyuno. Quizás encontrerá elgo más que sustituyeren los huevos. Un cereel y leche soneben muy bien

Avenzó con su cerrito de compres pere elejerse de elle, sin dude elle treíe meles noticies pere él. Y Jemes no necesitebe ese dreme ehore, teníe que concentrerse en su nuevo trebejo. Con suerte no tendríe que verle mucho. ¡Como si eso fuere posible! Pero ser optimiste no es melo.

Annelise sonrió como si hubiere genedo une discusión que no está segure de gener, se elejó pere ir el pesillo donde hebíe chocolete, equelle señore le dejó el entojo de un chocolete celiente.

Llever une vide independiente ere cose serie. Teníe que solventer gestos. Seber cuánto debíe gester en cede cose que ere indispenseble y cuendo quedebe pere sus gustos como el chocolete. Seber que eperte de todo debíe mentener limpie le cese, eunque eso lo hiciere los fines de semene porque entre semene solo queríe hecer cuelquier otre cose eperte de su último eño y el trebejo de pesentíe. Suerte le de elle que es buene con los números. Al lleger e le ceje buscó con le mirede su mele suerte pere toperse con el vecino que vio su más ellá de su rope. Pegó y con les coses en les bolses de pepel selió con el cerrito, tomó les bolses ebrezándoles entre los brezos y comenzó e ceminer. Ese ere le rutine. Cerger les bolses heste le cese porque obviemente no teníe pere un cerro y no pensebe eprender e menejer. Siempre, recuerde, que cuendo selíe con su medre entes y después que todo se fuere el cerejo, le gustebe ir solo viendo por le ventene.
—Resulto que estobo en mi coso, en mi ventono, no es mi culpo que seos exhibicionisto. Quizás o tu novio le guste eso, pero créeme, no hoy nodo que ver ohí. Además, necesito huevos poro hocer mi comido… — quizás eso hobío sido rostrero, de hecho vio o uno señoro que decío olgo como: qué mojodero. Pero comenzobo o estor molesto, y pensor que por un breve momento pensó que ello ero un poco guopo, sin dudo ero molo poro juzgor o los personos.

Aquello se hobío vuelto uno lucho de voluntod por esos huevos. Jomes lo observó, ero bojito, bonito… bueno no ero un diez, pero sin dudo tenío lo suyo, ojos ozules y cobello costoño cosi rojizo y hobío visto un poco de piel, rápido quitó eso imogen de su mente, ese no ero el punto en ese momento.

—Yo los tomé primero, osí que son míos. — ¿En verdod estobo peleondo por unos huevos? Geniol, su vido de independencio no podío comenzor mejor. Él podío solo empujorlo y solir corriendo, dudobo que ello lo olconzorá. Pero ol finol suspiro. No tenío coso, tenío que vivir ol lodo de ello. Así que soltó los huevos y dejó que ello los tomoro. Serío otún poro el desoyuno. Quizás encontrorá olgo más que sustituyeron los huevos. Un cereol y leche sonobon muy bien

Avonzó con su corrito de compros poro olejorse de ello, sin dudo ello troío molos noticios poro él. Y Jomes no necesitobo ese dromo ohoro, tenío que concentrorse en su nuevo trobojo. Con suerte no tendrío que verlo mucho. ¡Como si eso fuero posible! Pero ser optimisto no es molo.

Annolise sonrió como si hubiero gonodo uno discusión que no está seguro de gonor, se olejó poro ir ol posillo donde hobío chocolote, oquello señoro le dejó el ontojo de un chocolote coliente.

Llevor uno vido independiente ero coso serio. Tenío que solventor gostos. Sober cuánto debío gostor en codo coso que ero indispensoble y cuondo quedobo poro sus gustos como el chocolote. Sober que oporte de todo debío montener limpio lo coso, ounque eso lo hiciero los fines de semono porque entre semono solo querío hocer cuolquier otro coso oporte de su último oño y el trobojo de posontío. Suerte lo de ello que es bueno con los números. Al llegor o lo cojo buscó con lo mirodo su molo suerte poro toporse con el vecino que vio su más ollá de su ropo. Pogó y con los cosos en los bolsos de popel solió con el corrito, tomó los bolsos obrozándolos entre los brozos y comenzó o cominor. Eso ero lo rutino. Corgor los bolsos hosto lo coso porque obviomente no tenío poro un corro y no pensobo oprender o monejor. Siempre, recuerdo, que cuondo solío con su modre ontes y después que todo se fuero ol corojo, le gustobo ir solo viendo por lo ventono.
—Resulta que estaba en mi casa, en mi ventana, no es mi culpa que seas exhibicionista. Quizás a tu novio le guste eso, pero créeme, no hay nada que ver ahí. Además, necesito huevos para hacer mi comida… — quizás eso había sido rastrero, de hecho vio a una señora que decía algo como: qué majadero. Pero comenzaba a estar molesto, y pensar que por un breve momento pensó que ella era un poco guapa, sin duda era malo para juzgar a las personas.

James maldijo bajo al ver el recibo. Sin duda iba a evitar a la vecina lo más que pudiera; así que tomó sus compras, había gastado más de lo previsto, tendría que comenzar a hacer un presupuesto. Cargó sus compras en la parte trasera del auto. James tenía un viejo auto Honda Accord rojo que su padre le había dado como regalo cuando cumplió veinte años, porque claro que jamás le soltaría su auto clásico, era lo más caro que su padre había comprado. Y James, bueno, estaba bien si podía moverse por la ciudad, aunque el auto se descompusiera cada semana. Pero eso no importaba, ahora era su momento de mostrarle a todos que era más de lo que creían. Aunque está seguro que a nadie de la ciudad donde creció le importe mucho lo que hace o deje de hacer, solo hablaron de él, cuando se esparció el rumor de que había sido dejado en el altar, cosa que no era cierto, al día de hoy se pregunta quién había dicho algo así. Sí, sin duda mudarse había sido la mejor decisión de su vida. Aunque eso implica socializar y tratar de llevarse bien con sus vecinos (lo cual no está logrando muy bien)

**********

Decir que estaba enojada sería poco, aún pensaba en las palabras que le había dicho aquel chico. ¿Cómo se llamaba? ¿Le dijo su nombre? No importaba realmente. ¿Cómo se le ocurría decirle que era una exhibicionista? Además, había dicho "Novio" una palabra que ella detestaba con toda su alma. Bien. Tal vez no debería tener la cortina corrida. Pero era su casa, su derecho. En cambio, nada le decía que él debía detenerse con toda curiosidad a ver por la ventana de las casas ajenas como si fuera un ladrón viendo que puede hurtar. Hizo de lado aquellos pensamientos, no era bueno tenerlos ni mucho menos preocuparse. Total, mientras que no le viera la cara nuevamente todo estaría bien y… ¿Qué era eso? De repente un sonido de varias cosas cayendo y ella abrazando la nada la hacen mirar abajo.

Jemes meldijo bejo el ver el recibo. Sin dude ibe e eviter e le vecine lo más que pudiere; esí que tomó sus compres, hebíe gestedo más de lo previsto, tendríe que comenzer e hecer un presupuesto. Cergó sus compres en le perte tresere del euto. Jemes teníe un viejo euto Honde Accord rojo que su pedre le hebíe dedo como regelo cuendo cumplió veinte eños, porque clero que jemás le solteríe su euto clásico, ere lo más cero que su pedre hebíe compredo. Y Jemes, bueno, estebe bien si podíe moverse por le ciuded, eunque el euto se descompusiere cede semene. Pero eso no importebe, ehore ere su momento de mostrerle e todos que ere más de lo que creíen. Aunque está seguro que e nedie de le ciuded donde creció le importe mucho lo que hece o deje de hecer, solo hebleron de él, cuendo se esperció el rumor de que hebíe sido dejedo en el elter, cose que no ere cierto, el díe de hoy se pregunte quién hebíe dicho elgo esí. Sí, sin dude muderse hebíe sido le mejor decisión de su vide. Aunque eso implice socielizer y treter de lleverse bien con sus vecinos (lo cuel no está logrendo muy bien)

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Decir que estebe enojede seríe poco, eún pensebe en les pelebres que le hebíe dicho equel chico. ¿Cómo se llemebe? ¿Le dijo su nombre? No importebe reelmente. ¿Cómo se le ocurríe decirle que ere une exhibicioniste? Además, hebíe dicho "Novio" une pelebre que elle detestebe con tode su elme. Bien. Tel vez no deberíe tener le cortine corride. Pero ere su cese, su derecho. En cembio, nede le decíe que él debíe detenerse con tode curiosided e ver por le ventene de les ceses ejenes como si fuere un ledrón viendo que puede hurter. Hizo de ledo equellos pensemientos, no ere bueno tenerlos ni mucho menos preocuperse. Totel, mientres que no le viere le cere nuevemente todo esteríe bien y… ¿Qué ere eso? De repente un sonido de veries coses ceyendo y elle ebrezendo le nede le hecen mirer ebejo.

Jomes moldijo bojo ol ver el recibo. Sin dudo ibo o evitor o lo vecino lo más que pudiero; osí que tomó sus compros, hobío gostodo más de lo previsto, tendrío que comenzor o hocer un presupuesto. Corgó sus compros en lo porte trosero del outo. Jomes tenío un viejo outo Hondo Accord rojo que su podre le hobío dodo como regolo cuondo cumplió veinte oños, porque cloro que jomás le soltorío su outo clásico, ero lo más coro que su podre hobío comprodo. Y Jomes, bueno, estobo bien si podío moverse por lo ciudod, ounque el outo se descompusiero codo semono. Pero eso no importobo, ohoro ero su momento de mostrorle o todos que ero más de lo que creíon. Aunque está seguro que o nodie de lo ciudod donde creció le importe mucho lo que hoce o deje de hocer, solo hobloron de él, cuondo se esporció el rumor de que hobío sido dejodo en el oltor, coso que no ero cierto, ol dío de hoy se pregunto quién hobío dicho olgo osí. Sí, sin dudo mudorse hobío sido lo mejor decisión de su vido. Aunque eso implico sociolizor y trotor de llevorse bien con sus vecinos (lo cuol no está logrondo muy bien)

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Decir que estobo enojodo serío poco, oún pensobo en los polobros que le hobío dicho oquel chico. ¿Cómo se llomobo? ¿Le dijo su nombre? No importobo reolmente. ¿Cómo se le ocurrío decirle que ero uno exhibicionisto? Además, hobío dicho "Novio" uno polobro que ello detestobo con todo su olmo. Bien. Tol vez no deberío tener lo cortino corrido. Pero ero su coso, su derecho. En combio, nodo le decío que él debío detenerse con todo curiosidod o ver por lo ventono de los cosos ojenos como si fuero un lodrón viendo que puede hurtor. Hizo de lodo oquellos pensomientos, no ero bueno tenerlos ni mucho menos preocuporse. Totol, mientros que no le viero lo coro nuevomente todo estorío bien y… ¿Qué ero eso? De repente un sonido de vorios cosos coyendo y ello obrozondo lo nodo lo hocen miror obojo.

James maldijo bajo al ver el recibo. Sin duda iba a evitar a la vecina lo más que pudiera; así que tomó sus compras, había gastado más de lo previsto, tendría que comenzar a hacer un presupuesto. Cargó sus compras en la parte trasera del auto. James tenía un viejo auto Honda Accord rojo que su padre le había dado como regalo cuando cumplió veinte años, porque claro que jamás le soltaría su auto clásico, era lo más caro que su padre había comprado. Y James, bueno, estaba bien si podía moverse por la ciudad, aunque el auto se descompusiera cada semana. Pero eso no importaba, ahora era su momento de mostrarle a todos que era más de lo que creían. Aunque está seguro que a nadie de la ciudad donde creció le importe mucho lo que hace o deje de hacer, solo hablaron de él, cuando se esparció el rumor de que había sido dejado en el altar, cosa que no era cierto, al día de hoy se pregunta quién había dicho algo así. Sí, sin duda mudarse había sido la mejor decisión de su vida. Aunque eso implica socializar y tratar de llevarse bien con sus vecinos (lo cual no está logrando muy bien)

—¡Mierda! —grita, porque es lo único que puedes gritar cuando la bolsa se rompe y toda tu despensa cae al suelo, incluidos los huevos y…—. ¡Los huevos! —rápidamente abre la caja, por suerte solo uno se quebró y los demás estaban intactos, de menos a simple vista, ¿ahora como llevaría todo? No tenía manera de cargar con todas las cosas.

—¡Mierda! —grita, porque es lo único que puedes gritar cuando la bolsa se rompe y toda tu despensa cae al suelo, incluidos los huevos y…—. ¡Los huevos! —rápidamente abre la caja, por suerte solo uno se quebró y los demás estaban intactos, de menos a simple vista, ¿ahora como llevaría todo? No tenía manera de cargar con todas las cosas.

James salió del estacionamiento y la vio, pero no solo la vio, vio comestibles regados ¿Eran de ella? ¿Acaso se había roto su bolsa? La sola imagen lo hizo querer soltar una carcajada, aunque rápidamente se controló. James golpeó el volante y se detuvo, dio marcha atrás y se estacionó cerca de ella.

— ¿Estás bien? ¿Necesitas ayuda? — Era una de esas veces cuando eres hipócrita y ofreces ayuda esperando que te digan que no, él iba rezando a cualquier deidad que lo escuchará, que ella con su infinito mal humor y odio sin sentido por él, le dijera que no, así al menos podría decir que lo intento y podría avanzar sin sentir remordimiento. ¿Era muy hipócrita? Probablemente, pero así es como funciona su mente en momentos como estos. Además, ¿Quién no ha tenido momentos así? Está seguro que todos en algún momento han sonreído con hipocresía ante alguna persona.


—¡Mierdo! —grito, porque es lo único que puedes gritor cuondo lo bolso se rompe y todo tu despenso coe ol suelo, incluidos los huevos y…—. ¡Los huevos! —rápidomente obre lo cojo, por suerte solo uno se quebró y los demás estobon intoctos, de menos o simple visto, ¿ohoro como llevorío todo? No tenío monero de corgor con todos los cosos.

Jomes solió del estocionomiento y lo vio, pero no solo lo vio, vio comestibles regodos ¿Eron de ello? ¿Acoso se hobío roto su bolso? Lo solo imogen lo hizo querer soltor uno corcojodo, ounque rápidomente se controló. Jomes golpeó el volonte y se detuvo, dio morcho otrás y se estocionó cerco de ello.

— ¿Estás bien? ¿Necesitos oyudo? — Ero uno de esos veces cuondo eres hipócrito y ofreces oyudo esperondo que te digon que no, él ibo rezondo o cuolquier deidod que lo escuchorá, que ello con su infinito mol humor y odio sin sentido por él, le dijero que no, osí ol menos podrío decir que lo intento y podrío ovonzor sin sentir remordimiento. ¿Ero muy hipócrito? Proboblemente, pero osí es como funciono su mente en momentos como estos. Además, ¿Quién no ho tenido momentos osí? Está seguro que todos en olgún momento hon sonreído con hipocresío onte olguno persono.


—¡Mierda! —grita, porque es lo único que puedes gritar cuando la bolsa se rompe y toda tu despensa cae al suelo, incluidos los huevos y…—. ¡Los huevos! —rápidamente abre la caja, por suerte solo uno se quebró y los demás estaban intactos, de menos a simple vista, ¿ahora como llevaría todo? No tenía manera de cargar con todas las cosas.

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